¿Qué es la psicocosmética o neurocosmética? ¿Nos ayuda a sentirnos mejor?

  • Promete, además de efectividad en la piel, incrementar la sensación de bienestar y felicidad. 
La neurocosmética promete proporcionar una sensación de bienestar mayor que la que nos producen el resto de los cosméticos
La neurocosmética promete proporcionar una sensación de bienestar mayor que la de otros cosméticos
Andrea Piacquadio / Pexels
La neurocosmética promete proporcionar una sensación de bienestar mayor que la que nos producen el resto de los cosméticos

La cosmética no deja de reinventarse y, a la espera del ansiado ‘elixir de juventud’, la industria busca nuevas fórmulas que, a pesar de que todavía no puedan evitar o revertir el envejecimiento de manera definitiva, al menos nos hagan sentirnos bien y provocar emociones positivas cuando las usamos.

Este es el caso de la psicocosmética o la neurocosmética, una tendencia muy de moda en los últimos años y que promete, además de efectividad en la piel, incrementar la sensación de bienestar y felicidad cuando usamos sus productos.

¿Qué provoca y en qué se basa la psicocosmética o neurocosmética?

Los creadores de los neurocosméticos afirman que sus productos van mucho más allá del cuidado de la piel, es decir, que no sólo actúan en la piel, que es donde se aplican, sino que, gracias a que logran conectar la piel y los núcleos cerebrales, incrementan las sensaciones de bienestar de quienes se aplican el producto. Este bienestar repercutiría en nuestra piel, pues aseguran que el estado de nuestra piel es un reflejo del nuestro estado de ánimo.

Para conseguir estos efectos positivos más allá de la piel, utilizan lo que se conoce como ‘fórmulas sensoriales’ a través de perfumes, colores, texturas… que influyen en los sentidos del tacto, olfato y vista. Estas fórmulas contienen además ingredientes psicoactivos que actúan inhibiendo o aumentando la liberación de determinadas sustancias, como el cortisol -la hormona del estrés- o las endorfinas, conocidas como ‘hormonas de la felicidad’. Esto provocaría que nos relajemos y sintamos una sensación de bienestar, algo que también se notaría a su vez en la piel, que mejoraría su función celular e inmunitaria y, por tanto, también su aspecto.

¿Qué opinan los psicólogos?

Para que entendamos mejor esta filosofía y estos nuevos términos acuñados por la cosmética, el equipo de psicólogos de la aplicación ifeel nos proporcionan algunas claves que debemos tener en cuenta antes de comprarnos un neurocosmético.

Para los psicólogos, la neuro o psicocosmética no es algo nuevo, sino que se basa en una filosofía desde hace miles de años. Solo el hecho de cuidarnos -y más si se trata de productos de alta gama como estos- nos proporciona una experiencia psicológica positiva y satisfactoria. Sin embargo, si esto fuera tan fácil, “ocurriría lo mismo con cualquier cosa que pudiéramos hacer o consumir: hablamos de objetos y actividades tan bien hechos que son capaces de proporcionarnos bienestar, plenitud y emociones positivas profundas. Al final caeríamos en el absurdo y todo se llamaría psicodecoración, psicovestuario, psicoalimentación o psicodeporte”, afirman. Es decir, que no se puede “‘hiperpsicologizar’ cualquier cosa que nos haga sentir bien”.

"Es un error pretender obtener un bienestar significativo a través de los cosméticos, aunque nos apliquemos los cosméticos más psico, más neuro y más smart"

Cualquier cosmética puede ser ‘sensorial’, ya que “todo producto cosmético está orientado a los sentidos y no por ello hablamos de cosmética sensorial, ya que ese efecto va implícito”.

No existe ningún producto que una el mundo interno y externo de una persona. Por este motivo, ningún producto cosmético, por muy bueno que sea, va a proporcionarnos bienestar psíquico ‘per se’, “probablemente, muchos productos de alta gama que se venden bajo la etiqueta de psicocosmética son de gran calidad y cumplen sus funciones básicas. Sin embargo, es un error pretender obtener un bienestar significativo a través de los cosméticos, aunque nos apliquemos los cosméticos más psico, más neuro y más smart que la industria pueda fabricar”.

La satisfacción personal, la motivación o la autoestima no se corrigen con unos cuantos neurotransmisores, pues, aunque nuestra preocupación por sentirnos guapos puede influir, se trata de cuestiones mucho más profundas y complejas “si tu autoestima está dañada porque tu piel está deshidratada o porque tienes manchitas, tu autoestima va a mejorar si cuidas tu piel con los productos adecuados. Pero si tu autoestima no tiene que ver con el estado de tu piel, tu falta de seguridad y motivación no van a mejorar significativamente por muchos psicocosméticos que te apliques, por muy placenteros que sean sus olores, sedosas sus texturas y balsámicos sus efectos sobre tu piel”.

Algunos conceptos que vende la psicocosmética nos pueden hacer confundir felicidad con el placer del alivio y del autocuidado. Todos ellos son fenómenos psicológicos, pero, según afirman los psicólogos de ifeel, un cosmético puede hacerte sentir alivio o bienestar, pero en ningún caso será duradero, “no te va a proporcionar alegría, ni orgullo, ni satisfacción contigo mismo, ni sensación de madurez, ni motivación para sobreponerse a tus miedos. No te va a enseñar habilidades sociales ni va a hacer que te perdones por tus errores. Tampoco va a solucionar ningún otro problema de tu vida. En definitiva, no va a hacerte más feliz”. Y es que, aunque todo lo que entra a través de los sentidos (olfato, vista, tacto, gusto y oído) es susceptible de ponernos en un determinado estado emocional, “las verdaderas emociones positivas van más allá de las sensaciones placenteras que pueden provocar los cosméticos”. 

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